Otro día, el pequeño Billy fue con el tio Bert a montar a caballo. Aunque le costó subirse al potro no tardó en sentir un gustirrinín anal al galopar. Galopando y galopando, el caballo se asustó y paró en seco.
Conclusión: El pequeño Billy se rompió los piños contra el suelo.
joder Jimmi, guau.
ResponderEliminarxD Me ha encantado el blog jajaja